El año pasado llegué a Vancouver, Canadá a mi semestre de intercambio en una ciudad que ya había visitado, y donde tenía familiares. Esto no era suficiente para calmar mis nervios de estar viviendo sola por primera vez, ir a una universidad nueva y sin conocer a nadie.
Pasé el año nuevo con mis primos, y el primer día del año fueron a dejarme a mi departamento en la universidad. Iba subiendo en el elevador con mi primo, cuando vi a una chava que pensé originalmente que era de Monterrey, y la saludé sabiendo que íbamos varios alumnos del Tec, le pregunté de dónde era y me contestó: Istanbul, me empecé a reír porque mi primo también es de Turquía y empezar a tener una conversación en turco de la cual no pude entender nada más que el nombre de sus ciudades. Después, nos presentamos y nos pusimos de acuerdo para ir a la fiesta de bienvenida ese mismo día. Ese día conocí a Romi, una de mis mejores amigas. Poco después, en una ida a esquiar en Cypress Mountain, conocí a Amirah, que al parecer era mi alma gemela perdida en Singapur.
Mi papá siempre me dice que en segundo de primaria le dije que una niña del colegio iba a ser mi mejor amiga para siempre, y el año siguiente se cambió de colegio y jamás la volví a ver. Una parte de mi probablemente siempre piensa en eso y me dificulta mantener amistades cuando no existe una forma de vernos con tanta frecuencia. Sin embargo, una vez que creces te das cuenta que no siempre es posible ver a tus mejores amigas todo el tiempo, y tampoco es necesario. He aprendido, que al menos para mí, las amistades se tratan de crecer juntas, apoyarse, celebrarse y en especial de quererse.
Ha pasado un año desde que nos fuimos de Vancouver y con el paso del tiempo hemos aprendido que aunque no podamos vernos todos los días, o visitarnos en nuestros departamentos con un simple: «¡Hey! Traje pizza, ¿cenamos?», nuestra amistad es posible de mantener gracias a el esfuerzo que cada una invertimos en hacerlo. La diferencia de horario de México con Turquía es de 8 horas, y la diferencia de horario con Singapur, de 13, esto quiere decir que nos encontramos en momentos completamente diferentes del día en todo momento.
De esta manera hemos podido celebrar cumpleaños, graduaciones, nuevos trabajos, aceptaciones a maestría y hasta emocionarnos por conciertos, bodas de hermanas o por que salvaron de la cancelación una serie que nos gusta. Las redes sociales y las nuevas tecnologías de comunicación pueden tener muchas desventajas (no podemos ignorar la manipulación de la opinión pública o el estado de vigilancia), pero también tienen la ventaja de que con un poco de esfuerzo es posible mantener amistades aunque se encuentren en diferentes continentes.
Lo que he podido aprender en este año es que tener el horario de la ciudad de tus amigas en tu teléfono es esencial para poder saber cuando comunicarte, Facetime y Google Hangouts se convierten en la mejor herramienta para poder hablar cuando planeas que la vida se pare un poquito para poder disfrutarla, y nunca falla hacer un esfuerzo extra por escribirle a tus amigas cuando te acuerdas de ellas aunque las conversaciones deban de extenderse a través de varios días.
Además, de las redes sociales Twitter es la más útil para estar up to date con la vida de tus amigas (si son muy adictas a twitter, como yo), e Instagram stories o Snapchat (si es que alguien todavía lo usa), son las mejores formas de mantenerte conectada a tus amigas a larga distancia.
El intercambio se acaba pero las amistades que haces ahí, con mucho esfuerzo y planeación, no necesariamente tienen que terminarse también.