Esta es una declaración de guerra contra todos mis enemigos.
He declarado “mis enemigos” a muchísimas personas, instituciones y compañías de transporte privado, pero mis enemigos reales son personas que a veces tienen nombre y a veces no. Son líderes de países o de opinión, son dueños de empresas, son personas que me acompañaron en la universidad y son personas que nunca he visto en mi vida. Mis enemigos son quienes creen conocer la única forma correcta de vivir una vida, de formar una familia y de elegir un camino.
Mis enemigos son estructuras de poder que matan mujeres y buscan limitar las opciones de las personas que no encajan en el molde «típico». Son trolls en 4chan, en Reddit, en Facebook, en Twitter, en las secciones de comentarios y en las columnas de opinión. Mis enemigos no tienen una orientación política ni económica definida porque se organizan con quien sea que les ayude a conseguir su cometido del momento. Pasan por encima de las vidas de los grupos vulnerables y no los consideran a la hora de tomar decisiones sobre su empresa, país, familia, equipo de fútbol o próxima obra en construcción.
Mi declaración de guerra es contra ellos pero esto que escribo lo quiero dirigir a nosotres. A quienes encontramos uno, dos o más enemigos en esa lista. Nos quiero hablar a nosotres porque nos falta muchísimo trabajo qué hacer, especialmente sobre el diálogo. No creo que nos falte TANTO trabajo sobre la reflexión, creo que ya la mayoría sabemos qué creemos y con qué cosas nos identificamos. Ya nos encargamos de encontrar a la gente que piensa parecido y ya, quienes tuvimos más suerte, hasta nos hemos construido espacios seguros que nos permitan expresarnos libremente. Lo tenemos todo súper claro, estamos en lo correcto, sabemos qué está bien y qué está mal. El problema es que estando tan segures de todo lo que opinamos, vamos perdiendo la capacidad de reconocer los argumentos de otras personas. Empezamos a ciclarnos y dejar de escuchar, dejamos de estar de acuerdo por miedo a la tibieza y empezamos a rayar en la estridencia.
Todo esto que señalo no sería tan malo si no fuera porque nos están matando. Nos están silenciando, nos están violentando, nos están discriminando. A las mujeres, a las lesbianas, a les bisexuales, a las mujeres trans, a los hombres trans, a las comunidades indígenas, a les peatones, a les ciclistas, a cualquier persona que no encaje con los valores tradicionales ni con el ideal de poder. Nos van a empezar a gobernar personas como Bolsonaro y el Frente Nacional por la Familia se va a empezar a colar a nuestras universidades, nos van a tratar de bloquear el acceso a abortos libres y seguros y a leyes de identidad. Van a seguir construyendo ciudades dispersas y excluyentes, vamos a vivir cada vez más desconectades y lejanes.
O no.
También puede que platiquemos, nos organicemos y colaboremos juntes en aquellas intersecciones que compartimos. Que aprendamos a tener espacios con personas que tal vez no son la representación perfecta de las cosas en las que creemos pero que, por esta ocasión, quieren lo mismo que nosotres. Tal vez logremos tener un poquito de paciencia para comentarios que nos hagan ruido si eso significa que en lugar de ser 10 en el palacio de gobierno, vamos a ser 300. Tal vez necesitamos dejar de medirnos entre nosotres con los estándares más estrictos y empezar a actuar de manera más práctica.
Pienso mucho en las marchas del FNxF. Pienso muchísimo en las personas que las promueven y me doy cuenta que son un grupo heterogéneo con solo 4 o 5 puntos en común. Escuchamos muchas veces «no soy homofóbico, pero que no adopten» después de un «que no aborten, que den en adopción», y no podemos enfrentar a esos argumentos entre ellos mismos porque en ese momento están muy concentrados en «defender a la familia». A ellos nos les cuesta trabajo suavizar su rigidez ideológica para aliarse con cualquier cuerpo que les haga ver como una multitud. Yo creo que nosotres también vamos a tener que ir aprendiendo a organizarnos con personas que están canceladas; no tenemos que tener la misma opinión o acercamiento a todo pero sí nos vamos a tener que sentar a platicar. Sugiero que le vayamos perdiendo el miedo a dialogar y a estar en desacuerdo si eso nos va a ayudar a sumar puntos de nuestro lado. A nadie nos conviene que ellos ganen, ya vamos poniéndonos al tiro para no dejarlos.
Imagen destacada por: Mary Kate McDevitt