En defensa de las pinzas para el cabello

Las pinzas de cabello no están bajo ataque ni escrutinio, incluso podrían pasar desapercibidas, pero me veo en la necesidad de defenderlas.

Después de años de rigor en una escuela católica, quedé marcada por la idea de que el único accesorio necesario para el cabello era la liga y uno que otro incaíble.

Hasta antes de entrar a trabajar, cargaba con una liga casi todo el tiempo. En parte por que se volvió moda traer una en la muñeca y en parte porque, efectivamente, es un accesorio útil.

Pero las ligas requieren de cierta habilidad para que obtengas un peinado que sea a la vez formal y relajado, algo que se requiere en una oficina.

Un día, casualmente, vi unas pinzas para el cabello en la farmacia y pensé: ya no tengo prohibido usarlas y hasta puedo lograr un peinado aceptable para ir a trabajar. Así que compré un paquete de pinzas y mi vida se hizo 10% más fácil.

Aunado a esto, he visto que los accesorios para el cabello, en general, están de moda otra vez. Según algunos sitios que consulté para saber si alguien había criticado las pinzas recientemente, la tendencia dice que, al contrario, los pasadores, incaíbles, broches y demás se mantendrán en las cabezas de las personas en esta temporada y tal vez por más tiempo.

Enterarme de esto me dio confianza para seguir usando mis pinzas. La verdad es que antes de empezar a usarlas a diario, pensaba (influenciada por el rigor escolar) que era la manera más floja de peinar mi cabello.

Ante mi obsesión por siempre hacer todo de la mejor manera posible, usar pinzas significaba que había sucumbido a la flojera. Pero después de experimentar la libertad que da sostener mi cabello en su lugar tan solo con un pedacito de plástico, dejé de pensar que era pereza y más bien estaba ahorrando tiempo y esfuerzo.

Luego vi que otras amigas mencionaron ocasionalmente a las pinzas para el cabello y se me ocurrió que, tal vez, las pinzas son el accesorio “godín” por excelencia: te permiten verte presentable en un ambiente laboral sin esfuerzo desmedido. 

Claro que no me voy a levantar más temprano a secarme el cabello o plancharlo. Por supuesto que no voy a peinarme por más de 10 minutos si no es necesario. Ni siquiera voy a intentar usar otros productos que no sean meros hidratantes. Une “godín” u oficinista necesita más soluciones que problemas en su vida. Por eso es que las pinzas son la respuesta idónea.

Mi amor por las pinzas y las soluciones sencillas crecen cada día, así que estoy lista para defenderlas si es que alguien alguna vez se atreve a desprestigiarlas.

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