La meditación, como se practica en las culturas orientales, es una actividad que busca expandir la conciencia y conectar el cuerpo y la mente con el presente, despojándose de todo pensamiento intruso. Las técnicas utilizadas para llegar al estado meditativo varían y también son personales a la práctica de cada quien. Comúnmente consisten en adoptar una postura cómoda con la espalda recta y ejercitar la concentración para llevar la atención a una imagen mental, un pensamiento, un sonido o una frase.
Es muy probable que una persona sin experiencia en esta actividad tenga dificultades en calmar el procesamiento de información dentro de su cabeza por largos periodos de tiempo y reducir la concentración a una idea concreta. Con el paso del tiempo la mente adquiere práctica y es más sencillo y gratificante permanecer en este estado.
Cuando yo empezaba a explorar la meditación me costaba trabajo comprometerme con el desapego de pensamientos y permitir a mi cuerpo y mente una verdadera conexión con el presente y mi práctica. Un amigo en una conversación al respecto me compartió una técnica que él aprendió de su maestro y que me parece valioso ahora pasar a nuetrxs queridxs lectorxs.
Consiste en partir de una imagen de un paisaje, con montañas y nubes en el cielo, después conforme profundizas en tu meditación el objetivo es lograr remover las nubes del cielo hasta terminar con un cielo despejado y permanecer en esta imagen de calma. Suena muy simple en realidad pero considero que esta técnica es un buen reflejo de lo que sucede en nuestra mente durante la meditación y en lo personal me ha servido bastante como apoyo en mi práctica.
BENEFICIOS A LA SALUD
Un estudio publicado por la revista Biological Psychiatry en el 2016 demostró los beneficios a la salud de la meditación consciente en un grupo de personas viviendo en condiciones de estrés alto. Se tomaron muestras de sangre d los participantes y tomografías del cerebro, y posteriormente fueron divididos en dos grupos. Con el primer grupo se llevó a cabo un tipo de meditación falsa donde el enfoque no era ni el cuerpo ni la consciencia, si no la relajación inmediata, mientras que al segundo grupo se le guió en la práctica de la meditación consciente. Aunque todos los participantes al terminar el estudio aseguraron sentirse más relajados y preparados para los desafíos de la vida diaria, sólo las tomografías del segundo grupo demostraron cambios relevantes en las conexiones neuronales de su cerebro que se encargan de la concentración y el manejo de estrés. En un seguimiento que se realizó cuatro meses después del estudio, se encontraron menores indicadores de inflamación nociva en la sangre del grupo de personas que llevaron a cabo la meditación consciente.
Otro estudio que comprueba los beneficios a largo plazo de la meditación consciente es uno publicado por la revista de salud de Harvard en 2016. Parecido al ejemplo anterior, la muestra consistía de tres grupos de mujeres con las mismas características que fueron llevadas a un retiro vacacional y que en el transcurso de una semana realizaron actividades de relajación y diversión con diferentes enfoques. Un grupo se conformaba de personas experimentadas con la meditación, otro de novatas y el tercer grupo solo se dedicó a vacacionar y pasarla bien. Antes de empezar con dichas actividades las participantes pasaron por pruebas rigurosas que medían sus niveles de depresión y estrés y al terminar el estudio todas las participantes mostraron mejoras significativas en el resultado de estas pruebas. Sin embargo lo impresionante es que diez meses después del estudio los resultados permanecían favorables para el grupo de mujeres novatas y experimentadas en la meditación, mientras que los resultados de las mujeres que sólo vacacionaron habían vuelto a su estado original antes de realizar el estudio. Por otro lado los primeros dos grupos mostraron en sus exámenes de sangre un incremento significativo en la función de su sistema inmunológico.
En mi experiencia personal la práctica de la meditación acompañada de otras actividades me ha ayudado a sobrellevar mi ansiedad, a mejorar mis relaciones interpersonales y mi relación conmigo misma. Aún me considero principiante en el amplio mundo de las enseñanzas espirituales, mentales y físicas que la meditación tiene para ofrecer y les comparto que no ha sido sencillo encontrar en mi la fuerza que me empuja a seguir explorando. Es un compromiso a largo plazo que requiere esfuerzos y sacrificios pero que con certeza aseguro que mejora mi calidad de vida con cada pequeño logro.