‘Crepúsculo’ diez años después

En noviembre de 2008, fui a hacer fila a medianoche junto con mi mejor amiga para el estreno de «Crepúsculo». Teníamos 13 años, habíamos leído el libro, y estábamos listas para gritar como las buenas fangirls que éramos cuando saliera la cara pálida y triste de Robert Pattinson en la pantalla grande.

Bella estaba perdidamente enamorada de Edward, y yo lo estaba de la saga. Me aventé los primeros tres libros, pasando por el enamoramiento del primero, angustia del segundo* e indecisión del tercero. Compré «Amanecer» cuando salió, lo leí todo (aunque no me encantó) y convencí a mi hermana de leerlo también.

Pero cuando salió la primera parte de «Amanecer», fui a verla casi por obligación de unos amigos de secundaria. Entre 2008 y 2011, pasé de la obsesión a la indiferencia.

De ser una saga que amaba, se convirtió en algo que me daba pena. Igual que nuestras fotos de la pubertad con flequitos de lado y edición terrible, quería enterrarla en el pasado. Ahora que está por cumplir diez años, quise revivirla.

Crepusculo 1
(Captura de pantalla de la película.)

El mundo de «Crepúsculo»—los libros, las películas, sus protagonistas, su autora— se convirtió en el chiste favorito de muchas personas. Algunas críticas eran de esperarse: vivimos en una sociedad machista que hace menos y se burla de cualquier cosa que le guste a las mujeres, más aún mujeres jóvenes. Basta con escuchar a cualquier fan del rock de verdad hablando sobre One Direction y el K-pop.

Pero hay otros tipos de desagrado, críticas por las que yo misma me dejé llevar, que quisiera cuestionar.

Entrar a prepa coincidió con mis primeros pasos hacia el pensamiento feminista, y me creó un gran dilema. ¿Cómo podía amar algo que era tan problemático? Bella Swan, la protagonista, era una chica débil, torpe, que necesitaba que la salvaran de todo y cuyo príncipe azul era un vampiro stalker de 107 años. Además, todes estábamos de acuerdo en que era una «Mary Sue»—un alter ego idealizado de la propia autora.

Claro, la dureza de esta crítica también es algo reservado para cosas de niñas. Nunca dirigimos este escrutinio hacia películas o libros comerciales cuyos protagonistas (hombres) son inteligentes, atractivos, y siempre tienen un romance con la mujer guapísima que los acompaña en su historia (sí, Dan Brown, te estoy hablando a ti).

Crepusculo 2
Increíble actuación, Robert Pattinson (captura de pantalla).

Tampoco es como si acabara de descubrir que «Crepúsculo» en verdad es una obra maestra. Volví a ver la primera película y sí, me reí en varias partes. Sus personajes son dignos de crítica, el maquillaje está para llorar y la mitad del elenco actuaba bastante mal (dejen a Kristen Stewart en paz, ella no era la única). Pero también creo que hay algo muy bonito en este fenómeno cultural.

Además de volver a ver la película, decidí hojear un libro que tenía sobre la producción de la primera película. La dedicación con la que Catherine Hardwicke, la directora, adaptó una novela con tantísimas expectativas de parte de los fans, se merece toda nuestra admiración. Estoy convencida de que con todo y sus defectos, es todo lo que debe ser una película low budget sobre un romance sobrenatural.

Se me aceleró el corazón cuando Bella llegó a su casa y empezó su búsqueda de Google sobre «the cold ones» y se dio cuenta de que Edward era un vampiro. No pude evitar mi  emoción, reviviendo mis días de fangirl, cuando llegaron juntos a la escuela. La incomodidad permanente de Bella, los lentes oscuros de chico cool de Edward, toda la preparatoria de Forks viéndolos, la emoción de querer ser ella.

También había olvidado por completo la escena ridícula/hermosa de los vampiros jugando béisbol mientras caían relámpagos y sonaba Muse en el fondo. Recordé cómo me moría de emoción en el estreno y pensaba que esa escena era lo más padre que había visto en la historia del cine.

Hay películas que en su momento disfrutamos mucho y no envejecen bien. Lo que consideramos bueno, cómico o simplemente decente va cambiando, y cuando volvemos a ver películas que nos gustaron mucho nos provocan una leve incomodidad—cada Navidad que veo «Love Actually» la disfruto menos. «Crepúsculo» me generó la sensación opuesta. Reconocí todas sus fallas y cosas que me llegaron a dar pena, pero también disfruté todas las cosas que me emocionaron en su momento. Recordé que esta saga fue la que me llevó a leer más fantasía y a descubrir novelas que me gustaron mucho. Descubrí muchísimos artistas gracias a sus soundtracks y desarrollé un crush con Robert Pattinson (que eventualmente sería reemplazado por un crush con Kristen Stewart).

Al final, «Crepúsculo» es lo que es: una novela adolescente que se volvió increíblemente popular e inspiró una ola de romances sobrenaturales, adaptaciones de novelas juveniles, y otros derivados**. Para muchas, fue lo que definió nuestra adolescencia, y eso no es nada de que avergonzarse.

*Claro, el gaslighting de «Luna Nueva» da para todo un artículo aparte.

**Aquí no vamos a hablar de «50 Sombras de Grey».

(Todas las imágenes son capturas de pantalla de la película.)

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