Nueve fantasmas
A mí el mundo me puso fuego en la sangre,
fueron los hombres de corazones maltrechos,
con el dolor heredado y la rabia infecta
en sus manos y sus senos.
Energúmenos tristes, cuánto frío han sembrado.
Pero mis venas hierven con el coraje de diez mil recuerdos,
diez mil adioses prematuros.
El rosal de mi garganta tiene la flor marchita,
y mis palabras son espinas que escupo furiosa
frente al altar de mis hermanas.
Con nueve sombras se cubre cada día
hasta dejarnos en penumbra.
Nueve fantasmas cuelgan de mi cuello,
camino con sus gritos retumbándome en el pecho.
Por invocar su recuerdo nos llaman brujas,
pero me consume en vida, recalcitrante
fruto de su cólera enferma.
Yo aún les lloro cenizas por sus cuerpos ausentes.
En esta tierra sembrada de despojos
mis pasos crujen.
Pero este fuego me quemó el miedo,
y por eso hoy mi alma grita.

Hierba mala
Nosotras crecimos como hierba mala,
nuestras madres y abuelas fueron flores
que la vida fue dejando sin color,
arrancadas por bailar al son del viento en primavera.
Crecimos con nuestra vida en disputa,
con desprecio sobre nuestros hombros
y el odio sobre nuestro sexo.
En nuestro cuerpo vive la guerra
porque nos piensan el territorio a conquistar.
En esta ciudad hostil,
niña hierba te abriste paso,
entre piedras, sol y pavimento.
Con la dulzura atropellada como tu obstinado acento.
Dime por qué el sol regente quiso quemar tu alma.
Nos nombraron hierba mala,
indecente, inapropiada,
venenosa y desquiciada.
Nos quieren detener
echando cemento sobre nuestros cuerpos verdes.
Pero nosotras ya echamos raíz
y entrelazadas seguimos creciendo.
👏👏👏
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