Debates políticos que no sean un insulto a nuestra inteligencia y candidatas/os que propongan soluciones serias a las precariedades que enfrentamos son algunas de mis recientes fantasías provocadas por las campañas extraoficiales, esas que ya empezaron a destapar a las futuras candidaturas de elección popular para las elecciones del 2021.
Motivada por estas fantasías, en los últimos días decidí releer algunos artículos académicos sobre los partidos políticos feministas en occidente a lo largo de la historia, papers a los que llegué hace dos años durante un internship de investigación (suponen bien, ese trabajo de ensueño no fue en México [inserte emoji mega triste]).
De entre los datos interesantes que redescubrí, les comparto que en Europa se han identificado al menos 30 partidos políticos desde y para las mujeres durante el periodo 1987-2007 y que, generalmente, estos partidos han sido pequeños, marginales y de corta duración. No obstante, esos partidos compartieron el compromiso de incrementar la representación de las mujeres en la política. El surgimiento de los partidos de mujeres es considerado, por un lado, una falla del sistema de partidos dominado por Ellos y, por otro lado, resultado de decisiones dentro del movimiento de mujeres encaminadas a institucionalizar la resistencia contra esta exclusión [1].
Aclaro que mi intención no es proponerles crear un partido político feminista (¿o sí?), ni sumarme al bombardeo electoral anticipado. Lo que les propongo #sinmiedoaléxito es darle la vuelta a este agotador -y hasta frustrante- contexto y usarlo como estímulo para reflexionar sobre la agenda feminista que estamos impulsando y los temas que probablemente van a subir al line up de la borrachera electoral.
Aunque hay muchas coincidencias entre la agenda local, nacional, regional e internacional feminista, me interesa concentrar la reflexión en la local. ¿Cuál es la agenda feminista en Monterreina? ¿Hay que ampliarla? ¿Qué temas de las necesidades estratégicas de las mujeres no están? ¿Qué temas anticapitalistas faltan? ¿Cómo hacerla más incluyente y enfocada en mejorar la calidad de vida desde una perspectiva interseccional?
Para alimentar mis fantasías y responder algunas de estas interrogantes encontré pistas en la agenda política de Feministiskt Initiativ (Fi). Fi surgió en 2005 y es el segundo partido político de mujeres en Suecia, aunque el primero feminista [2]. Su poderosa agenda incluye algunos temas que también forman parte de la agenda feminista en Monterrey, otros que traemos en el discurso sobre lo íntimo, pero que todavía no hemos logrado traducir en exigencias de derechos en esta ciudad y otros que ni nos hemos imaginado.
Aquí va un ejercicio en el que analizo apenas superficialmente de qué manera seis de los temas de la agenda política de Fi forman también parte (o no) de la agenda del movimiento feminista en Monterreina:
#1 Misma paga por el mismo trabajo. En el rancho este es un tema marginal y apenas impulsado con entusiasmo por Womerang, por lo que le veo pocas probabilidades de subir a la agenda electoral. Considero que lo hemos etiquetado como un tema del feminismo blanco, sin embargo, reenfocado tiene mucho que ver con la clase trabajadora y es una realidad que las jóvenes todavía enfrentamos.
#2 La paridad en la política. Percibo que es un tema que impulsan principalmente las mujeres que ya están en la política y que tiene poco apoyo de las feministas de base o de las colectivas. La violencia política que, lamentablemente va de la mano con la paridad, no es una violencia que nos active a las jóvenes feministas. El impulso de esta causa es más bien nacional, del movimiento de mujeres y no del movimiento feminista local, el cual está sumando cada vez a más jóvenes que, en lo general, ya no creemos en el Estado (y con razón). No obstante, el combo «paridad y violencia política» tiene una probabilidad media de subir a la agenda electoral.
#3 Violencias contra las mujeres. Entre los temas más fuertes en la agenda feminista local está, sin duda, la violencia contra las mujeres. Sin embargo, la verdad es que no todas las violencias contra las mujeres están en la agenda. Las que están con más fuerza son acoso y feminicidios, violencias que hemos encasillado a dos ámbitos particulares: el acoso se ha denunciado sobre todo en las universidades y el feminicidio se suele limitar discursivamente a los ocurridos en los hogares. De hecho, aunque es altamente probable que estas dos violencias suban a la agenda electoral, también es cierto que subirán tal y como están encasilladas en el imaginario social regio [inserte emoji de “me conformo”].
Esta limitada visión sobre las violencias contra las mujeres ha bloqueado la posibilidad de que causas como la del aborto se entiendan como parte de esa lucha. Si bien hemos logrado aprovechar el ímpetu del pañuelo verde, el aborto sigue pareciendo un tema aparte de las violencias contra las mujeres. En América Latina, es la causa que divide, teórica y empíricamente, a las feministas (las que están a favor del aborto legal, libre y seguro), de las integrantes del movimiento de mujeres (mejor representadas en México por las panistas). El aborto tiene casi nulas posibilidades de subir a la agenda electoral y, como cada año, será un tema morboso para la prensa que será evitado por cualquier candidata/o.
#4 Nombres libres de género. El derecho de darle un nombre a la niñez de manera independiente a su género es algo que estamos a años luz de exigir. Es lógico en un Estado donde ni siquiera se reconoce el derecho a la identidad de las personas trans adultas y donde se genera una mega controversia por la convivencia de cuentacuentos drags con infantes. Aprovecho su atención para recordarnos que a las hermanas trans y sus necesidades estratégicas las tenemos fuera de la agenda feminista local. Aceptar este hecho es el primer paso.
La buena noticia es que la idea de que somos seres autónomos que podemos elegir cómo vivir nuestra vida en lo íntimo y en lo personal también está tomando fuerza en Monterreina. La mala noticia es que a la gente progre nos falta organizarnos para, como en otras ciudades, traducir en derechos las nuevas y diversas formas de vida que sí existen en esta ciudad y para subir estos temas a la agenda electoral.
#5 Matrimonios poliamorosos. Uf. Que el Estado de Nuevo León reconozca figuras jurídicas equivalentes al matrimonio entre más de dos personas (acá las relaciones poliamorosas) es algo que ni nos hemos imaginado. De nuevo, todavía nos falta asumirnos ciudadanas en muchísimos aspectos íntimos, pero para allá podemos ir tan pronto como queramos.
#6 Jornadas laborales de seis horas. Las integrantes de Fi abordan un tema que me parece fundamental y que me enorgullece montones que sean las feministas las que lo están impulsando: demandar la reducción de la jornada laboral a seis horas [inserte emoji de aplausos]. Tampoco es un tema que siquiera hayamos imaginado PERO que sería mucho más sencillo de empezar a impulsar pronto (¿qué tal en el marco del proceso electoral?) y que tendría eco en agendas diferentes a las feministas (por ejemplo, las de mejora de la productividad) o de las que la agenda feminista es un subconjunto (por ejemplo, la del movimiento de mujeres y la anticapitalista). Considero que el tema laboral tendría un gran eco entre las juventudes que estamos enfrentando una incertidumbre y precariedad laboral que nuestros padres y abuelos no conocieron.
Me atreví a promover que hagamos este ejercicio ahora porque, pese a que al movimiento nos estamos sumando jóvenes que estamos orientándolo cada vez más hacia el apartidismo y hasta a una postura anti-electoral/anti-estatal, lo cierto es que en el día a día coexisten estrategias de todo tipo de las distintas integrantes y generaciones del movimiento feminista local: apartidistas, multipartidistas, con un solo partido y antiestatales.
Mantenernos fuera de la discusión electoral dificulta el trabajo constante del movimiento feminista de transformar el orden vigente. Asumirnos protagonistas de nuestra agenda también durante el proceso electoral me parece mejor idea que dejar que sea cooptada. Por supuesto que hay muchos riesgos en que las causas de nuestra agenda suban a la electoral, pero también es cierto que, aunque estemos en desacuerdo, los políticos van a tomar algunos temas feministas a su conveniencia. Además, nosotras podemos generar estrategias para reducir los riesgos derivados de usar la atención mediática electoral para posicionar directamente las causas feministas.
Al margen de lo electoral, la reflexión más importante que me quedó es que, como movimiento, las feministas necesitamos tomar posturas sobre más y más temas. Ensanchar nuestra agenda local feminista será bueno para los objetivos de ser más incluyentes, de luchar por las necesidades estratégicas de las mujeres y de luchar contra el capitalismo.
Referencias:
[1] M. Wendt, «Undermining women’s political agency: media coverage of Feministiskt Initiativ (Fi), Sweden’s first feminist political party,» ResourcesforFeministResearch/Documentationsurlarechercheféministe, vol. 34, pp. 81-165, 2016.
[2] K. Cowell-Meyers, «Women’s Political Parties in Europe,» Politics & Gender, vol. 12, pp. 1-27, 2016.
Imagen tomada de https://fiskane.com/sjobo/