Existe un gozo muy particular provocado por burlarse de hombres haciendo videos y comentarios desafortunados y machistas en redes sociales. Yo también estoy familiarizada con lo catártico y placentero que es el cringe ajeno (que por cierto: recomiendo este videoensayo sobre el tema). Esa sensación de “uff, al menos esa persona no soy yo” o “quizás yo pensaba así hace algunos años y reírme de esto valida mi proceso de #deconstrucción”.
Esta semana se viralizaron unos tiktoks de dos hombres adultos dando consejos amorosos y de ligue. Los primeros videos parecían bastante inocuos: sólo risibles y ridículos. Pero, spoiler, al indagar en su cuenta de esta red social brotaron otros cuantos con mensajes que ya no eran sólo desafortunados, sino que reproducen estereotipos indudablemente misóginos.
Pueden buscar sus videos si quieren observarlos con fines sociológicos para que se enteren del chisme completo. Pero, en resumen: algunos de estos seudoconsejos incluyen clichés machistas como:


Los hermanos Pancardo han hecho comedia involuntaria, pues con sus videos muchas mujeres evocamos esas interacciones donde hombres intentaron “ligarnos” utilizando este tipo de “tácticas”. “Perseverancia”, cuando en realidad es coacción. O escudarse en “la ausencia de compromiso”, cuando evaden responsabilizarse por un embarazo no deseado.
El punto es que, por más que el meme alivie y sea una pequeña protesta feminista, pienso que no debe quedarse ahí. Hay mucho más qué problematizar a partir de este fenómeno: los hombres tienen formas de “ligar” que, en el mejor de los casos, resultan incómodas, y, en el peor, desembocan en acoso o incluso abuso sexual.
Aunque entiendo que intentar educar a estos hombres (ya muy mayores), que consideran que escribir onvre con uve y sin hache es discriminación (sí, sí lo dijeron en un video), sería improductivo y desgastante, hay que considerar lo siguiente: estos señores tienen una plataforma de 932 000 seguidores en TikTok. Y esto otro: hay miles más como ellos, hombres que incluso cobran por sus cursos sobre cómo ligar mujeres, y otros que “aconsejan” lo mismo en espacios privados y cotidianos, como los vestidores del gimnasio, entre sus compañeros.
Seguramente hay niños y adolescentes que acuden al Internet buscando respuestas sobre cómo relacionarse con mujeres y eso es lo único que encuentran. Debemos considerar que, aunque los hermanos Pancardo son apenas unos peleles del sistema patriarcal, hay miles de personas que consideran motivacional y útil lo que hacen y quizás debemos cuestionarnos cómo sacan provecho de esas plataformas.
Tal vez no hemos destinado suficiente tiempo y esfuerzo en idear alternativas para divulgar que otros afectos y formas de relacionarse son posibles (y traen mucho más placer, además). En nuestros círculos cercanos tenemos una jerga para hablar de esto, un idioma woke donde no hay mucho qué explicar, cuando retuiteamos uno de sus videos con un comentario de “JAJAJAJAJ estos pendejos” entendemos la burla colectiva. Pero, ¿cómo romper la cámara de eco? ¿Cómo educar y abrir la discusión en un tono que no sea condescendiente? Eso nos tocará reflexionar y poner en práctica cada que nos enfrentemos al cringe momentáneo de unos nuevos hermanos Pancardo.