Últimamente he tenido diferentes situaciones que se han tornado incomodas porque, al parecer, el lenguaje incluyente es increíblemente difícil (!) así que intentaré explicarlo.
El lenguaje es el mecanismo que nos permite darnos a entender en nuestra vida cotidiana, nos da voz y visibilización ante les demás miembres de la sociedad. Sin embargo, el lenguaje también es el principal medio con el que se violenta a las persones.
Existen técnicas «oficiales» o «correctas» en contra de la discriminación y el sexismo en el lenguaje. Algunas de estos recursos son: el desdoblamiento, el uso de sustantivos comunes y parafrasear.
Aunque estos recursos son validos, únicamente reflejan una sociedad con dos tipos de personas: hombres y mujeres. Esta generalización del lenguaje deja fuera a muchas personas que no se identifican con pronombres calificativos. Es por esto que se plantea el uso de un lenguaje neutro.
Lo que no se nombra no existe
Históricamente, hay grupos minoritarios que han sido borrados de la conversación completamente. La comunidad LGBTTTIQ incluye personas que han sido invisibilizados por ser «diferentes» y que han empujado la discusión hacia nuevas maneras de inclusión.
«Necesitamos aceptar la diversidad que nos rodea y reflejarla en nuestro lenguaje de lo contrario seguiremos invisibilizando»
Ivana Perlette, «El poder del lenguaje incluyente» en TEDxYouth@GarzaGarcíapersonas.»
La popularización del uso de la «x» o «e» como vocal le brinda neutralidad a las palabras al referirnos a grupos de personas.
El uso de lenguaje incluyente es un arma que permea y genera cambios sociales como equidad de género, respeto a la diversidad sexual y género de las personas.
Al incluir a todo el espectro de personas en nuestro lenguaje podemos caminar hacia un futuro realmente equitativo para todes.
¿Por qué es tan complicado?
Porque estamos acostumbrados a un lenguaje discriminatorio que solo toma en cuenta los deseos y forma de vida de algunes pero no de todes.
Ponte a pensar en las muestras del lenguaje con las que convives diario; literatura, música, televisión todos están plagados de ejemplos sexistas del lenguaje. Es mucho más fácil unirnos a esta ola de odio que hacer una reflexión personal y actuar con cambios tangibles para no discriminar ni por error.
Existen personas que no se sienten identificados por el uso masculino o femenino de las palabras y por eso se ha popularizado el uso de la «x» o «e».
Si nos ponemos muy sabiondos, los recursos del lenguaje están ahí para enriquecer la capacidad de entendimiento entre locutor y receptor. Por lo que el uso de «x» o «e» benefician al lenguaje en el sentido de que otorgan características de respeto y cordialidad entre las personas.
Mencioné una serie de situaciones incomodas que me llevaron a escribir este artículo, se trata de una discusión que tuve con algunos de mis hermanos sobre la edad en la que se debe introducir este tipo discusiones a los peques. Raza, el respeto no tiene edad mínima.
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