Ball Culture y los espacios seguros

Los brazos al aire, las caídas y el ágil movimiento de las manos al compás de la música representan, más allá de un baile, la lucha por un espacio seguro y la libertad de expresión.

Cuando se habla de vogue lo más probable es que la gente piense en la canción de Madonna o hasta en la revista de modas liderada por Anna Wintour y Eugenia de la Torrente. Sin embargo, representa una subcultura que tras comenzar en los 60’s en Harlem, N.Y., hoy se ha convertido en un fenómeno mundial.

El Ball, o baile, comenzó como un concurso de belleza donde los hombres, en su mayoría blancos, se disfrazaban de drag y organizaban fashion shows. Las drag negras raramente participaban y cuando lo hacían debían maquillarse para verse más blancas (Cunningham, 1995).

No fue hasta que Crystal Labeija perdió porque “se veía demasiado negra” que cambió el rumbo del Ball a como lo conocemos ahora: una subcultura que incluye temas de raza, género y orientación sexual en una sociedad machista y binaria.

Tras esa pérdida, Labeija reinventó el Ball Culture creando su propia “casa” y organizando concursos donde las minorías pudieran participar sin hacer a un lado su identidad. Así el Ball quedó como un evento que buscaba la inclusividad y se convirtió en un espacio seguro para les jóvenes queers, en especial para les negres y les latines.

De acuerdo con Arturo Cárdenas, de la Casa de Benakhi, el propósito del Ball se convirtió en permitir a sus participantes vivir su fantasía en un mundo donde no les iban a dejar hacer muchas cosas por su identidad.

Una de las características más premiadas en el baile era “realness”, o sea la habilidad de parecer completamente heterosexual cuando en drag. Sin embargo hay variaciones como “Executive Realness” donde el mejor look formal y, como su nombre lo dice, ejecutivo era el ganador. De esta manera, les jóvenes marginades podían vestirse, crear la ilusión y vivirla al menos en ese espacio.

Los Balls eran fiesta y teatro a la vez donde se imitaban a los personajes distintivos queer: el Butch, Femme y la Reina. En sus categorías se incluían lo Dramático, primera vez en drag y realness. Trajes de lentejuelas, sombreros, guantes, leotardos, vestidos, medias y una caminata por la pasarela al ritmo de la música. Estos fueron los orígenes del voguing.

Los grupos competidores pronto se convirtieron en casas. “Así como los heteros tienen sus pandillas y fraternidades, los gays tienen casas”, me dice Arturo. Entonces las casas fungían como espacios donde los jóvenes gays se podían resguardar y crear una familia en caso de ser marginades de la suya. En cada una había una madre cuyo trabajo era mantener vives a sus integrantes.

Hoy aún existen casas, sin embargo sus funciones ya no son las mismas. Ahora son espacios de integración para gente LGTB+ que luchan por mantener viva la Cultura del Ball. Son elles quienes organizan los eventos, escogen a les jueces y mantienen viva la cultura queer.

En México los Balls son un espacio abierto donde cualquiera puede participar y en muchos casos hasta pueden ser juzgados por Icons, Stars y Legends de Nueva York (o sea, personajes que han ganado muchos balls y ya cuentan con cierto prestigio en el ámbito).

En cuanto a las categorías, éstas han aumentado y cambiado con el paso del tiempo. Muchas de ellas surgen gracias a momentos icónicos. La información es difícil de recopilar pero de acuerdo con Arturo, uno de los mitos más populares es que en una competencia Paris Dupree se paró en la pasarela con una edición de vogue y mientras un abanico movía las hojas de la revista, la drag hacía poses al ritmo de la música. Una persona del público la imitó y fue entonces que nació la primera reta de vogue.

De las categorías más populares y recurrentes en los Balls están las siguientes:

  • Face: Se trata de  mostrar tus mejores rasgos, de vender tu cara pero sin tocarla.
  • Runway: Es la categoría más antigua, se tiene que hacer una caminata donde se aparenta ser modelo. Existen dos subcategorías; Runway Europeo, una caminata más femenina donde resalta el movimiento de las caderas; y el Runway Americano, más masculino, con hombros rectos y estilo Butch.
  • Realness: Su origen de ser trans y aparentar ser cis está en desuso. Ahora se trata de hacerte pasar por algo y que te lo crean.
  • Sex Siren: Se tiene que seducir a los jueces, mostrar sensualidad. Normalmente es una categoría menos rigurosa respecto a los elementos.
  • Vogue Femme: Empezó siendo el vogue que hacían las mujeres trans que era más femenino y tiene cinco elementos:
  1. Manos: es una categoría en sí misma y trata de hacer movimientos fluidos con las manos donde se utilizan las muñecas para crear ilusiones y contar historias. Además se hace sentado y el cuerpo no se mueve más que de la cintura para arriba.
  2. Catwalk: pasarela haciendo énfasis en el movimiento de cadera.
  3. Duck walk: pasarela de cuclillas como rebotando.
  4. Spin & Dip: erróneamente conocido como el dead drop.
  5. Floor performance: como Arturo lo dijo, es básicamente hacerle el amor al piso.
  • Old way: Vogue original inspirado por las artes marciales, los jeroglíficos egipcios y poses de la revista vogue. Tiene tres características: Pop, cambio de poses; Spin, vuelta; y Dip, cualquier paso que pida que uses todo tu cuerpo para después caer al piso en Vogue Femme. Muchos exponentes famoses como Madonna lo han homenajeado. Uno de los bailarines más famosos de ésta categoría es Willi Ninja.
  • Dramatic: subdivisión del Vogue Femme, es más expresivo y popular.
  • Soft-Cunt: otra subdivisión del Vogue Femme,  es más sensual y lento el movimiento.
  • Virgin Vogue: para quien nunca haya vogueado en un Ball.
  • Bizarre: gana quien traiga el outfit más extravagante.

Finalmente, en las competencias también se premia a quien esté mejor vestide y las categorías también pueden variar dependiendo de la región o les organizadores.

De la Cultura Ballroom han salido grandes influencias para la industria mainstream. Con RuPaul’s Drag Race llegando a su rating más alto en su última temporada mientras que expresiones como «yaaas», «queen», «legend» y «werk», entre otras,  se escabullen en el lenguaje coloquial de Internet, parece ser que la cultura LGBT marca los pasos de lo que está a la moda y lo que no.

Esto último puede ser irónico porque mientras artistas como FKA Twigs, Willow Smith y Madonna, entre otres, utilizan elementos del vogue, la comunidad LGBT sigue siendo vulnerable a una serie de violaciones a sus derechos humanos.

De ahí la razón por la que Ball Culture ha migrado de Estados Unidos a muchos otros países. Y de ahí la razón por la que las casas siguen siendo relevantes y necesarias para la juventud queer: son (para muches) el único espacio seguro en el que pueden ser elles mismes.

Ilustración por Rooney 

Un comentario en “Ball Culture y los espacios seguros

Deja un comentario