Hace unos días estaba pensando sobre mis propósitos de Año Nuevo y le comenté a algunes amigues que sería buena idea discutirlos o ver cómo le hace cada quien para cumplirlos.
En mi caso, creo que desde hace mucho tengo los clásicos propósitos de hacer ejercicio, bajar de peso, comer mejor, etcétera. Apenas este 2018 decidí anotarlos en una libreta, aunque no establecí reglas para cumplirlos porque confiaba en que los iba a cumplir. Claro que no lo logré al cien por ciento.
Al revisar lo que había escrito, noté que mis intenciones eran ambiciosas porque hice una lista de “pendientes” a cumplir durante el año y otra de propósitos en sí.
De la lista de pendientes cumplí 4 de 9. De la de propósitos conseguí 4 de 6. Entre ellos aparece de nuevo el hacer ejercicio y ¡sí lo hice!
Creo que eso es lo más cerca que he estado de hacer un esfuerzo consciente por cumplirlos, porque como mortal que soy, dejo muchas cosas a medias o me olvido de los propósitos a los dos días.
Este progreso también me inspiró a planificar un poco mejor los propósitos para 2019 y también a preguntarle a algunas colaboradoras cómo le hacen con los suyos.
Majo me contó que en esta ocasión no planea hacer propósitos, ya que no le han servido y prefiere agradecer por el año que pasó y dar la bienvenida al 2019.
No obstante, hacer propósitos le ayuda a encontrar áreas para superarse y mejorar su vida para sentirse más contenta y plena.
Coincido con Majo en que es importante agradecer lo que sucedió en el 2018 y prepararse para lo que viene. Este año quisiera agregar ese aspecto en mi libreta y anotar aquello que logré o que me hizo feliz.
Nía me dijo que le encanta creer en los nuevos comienzos y cualquier oportunidad para cambiar su vida es súper bienvenida. Aunque no tiene muy buena relación con los propósitos, puesto que de manera práctica sabe que no van a funcionar: le gusta el concepto, pero llevarlo a cabo no tanto.
A mí también me encantan los nuevos comienzos y el concepto de proponerse cambiar, pero la realidad es que resulta difícil ejercer esos cambios.
También me compartió que se desilusionó de los propósitos porque le preguntó a un amigo cuáles eran los suyos y le dijo que no ponía porque no funcionaban. Lo que realmente hace es ponerse metas más realistas.
Luego de que hice lo mínimo indispensable de anotar mis propósitos, me di cuenta de que, en efecto, ponerse metas realistas es mucho más efectivo que simplemente desear los cambios.
Además de que durante el año pude reflexionar un poco sobre mis objetivos profesionales y personales. Aunque no hice todo esto desde enero, creo que sí mantuve durante el año el deseo de mejorar ciertos aspectos de mi vida.
Por otro lado, Room me compartió que tiene todo un sistema para llevar a cabo sus propósitos de Año Nuevo. Tiene un solo propósito cada año y dedica un día entero a poner en orden en su vida con ayuda de una agenda o libreta. Cada mes deja un espacio para anotar el progreso de su propósito de Año Nuevo. Entre las cosas que ha logrado con este sistema es darse tiempo para reflexionar sobre cómo se siente, fortalecer las relaciones con sus hermanes y mantener el hábito de la lectura.
Tener esa meta anual le permite construir una mejor salud emocional, relaciones sanas y, en general, aportan a su verdadera felicidad.
Honestamente mi meta cada año es hacer algo como Room y acomodar todo desde que comienza el año, pero no suelo hacerlo. Entonces trato de hacer introspección cuando me empiezo a cuestionar sobre mi futuro y a dónde va mi vida, o sea, cada mes aproximadamente.
Pese a que mi introspección nace de periodos de cuestionamiento, es lo más cerca a anotar los avances de mis metas y para 2019 quisiera que fueran momentos agendados para evitarme estrés.
Creo que todas coincidimos en que los propósitos o el fin de año traen la ilusión de nuevos comienzos, lo que se puede aprovechar para hacer cambios significativos en nuestras vidas. Pero esos cambios requieren esfuerzo y estar revisando nuestro progreso para que den resultado.
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